La economía informal se refiere a aquellas actividades económicas que funcionan fuera del control gubernamental. Estas actividades no están inscritas ante las entidades fiscales, por lo que no aportan a la recaudación tributaria oficial. No obstante, la economía informal es un elemento esencial para el funcionamiento tanto económico como social de numerosos países, especialmente en naciones con economías en desarrollo y emergentes.
El concepto incluye una variada gama de actividades laborales, desde la venta en la calle y los servicios en el hogar hasta empleos de construcción sin regulación. Un reporte de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) indica que alrededor del 61% de la mano de obra mundial trabajaba en la economía informal en 2018. Esto evidencia la relevante participación de este sector en la economía mundial.
Efectos de la economía sumergida en el desarrollo económico
La economía no formal tiene tanto efectos beneficiosos como perjudiciales en el desarrollo económico de una nación. Por un lado, ofrece trabajo y medios de vida a millones de individuos que de otra forma podrían estar sin empleo. En naciones de América Latina, como México y Perú, la economía no formal constituye una parte significativa del PIB, contribuyendo a sostener el consumo nacional.
Por otro lado, la falta de regulación y formalidad también trae consigo una serie de desafíos. La ausencia de contribuciones fiscales limita la capacidad del gobierno para invertir en infraestructura, educación y servicios públicos, lo cual puede frenar el desarrollo a largo plazo. Además, los trabajadores en el sector informal suelen carecer de protecciones laborales y acceso a beneficios de seguridad social, lo que aumenta su vulnerabilidad.
Ejemplos y estudios de caso
Un ejemplo destacado es el de India, donde la economía sumergida constituye más del 50% del PIB y emplea aproximadamente al 90% de los trabajadores. Durante la pandemia de COVID-19, numerosos trabajadores informales se quedaron sin apoyo, lo que puso en evidencia la inestabilidad de sus condiciones de trabajo y la necesidad de implementar políticas de protección más robustas.
En Brasil, el programa Simples Nacional ha tratado de regularizar pequeñas empresas utilizando un esquema de impuestos simplificado. Este programa ha logrado cierto éxito al atraer negocios hacia la oficialidad, lo que ha aumentado la recaudación fiscal y ha extendido la protección social para los trabajadores.
Retos y posibilidades
Formalizar la economía informal representa un desafío significativo. La burocracia excesiva y la falta de incentivos adecuados a menudo disuaden a los empresarios de registrarse formalmente. Sin embargo, también existen oportunidades. Iniciativas de digitalización y acceso a microfinanciamiento pueden facilitar la transición hacia la formalidad, aumentando así la resiliencia económica y fomentando un entorno de crecimiento más inclusivo.
Un método integral precisa de medidas gubernamentales que aborden las demandas particulares de los empleados y negocios informales. Esto abarca desde cambios tributarios que reduzcan los obstáculos para ingresar al mercado formal, hasta iniciativas de formación que proporcionen competencias técnicas valiosas a los trabajadores.
Reflexión final
La dualidad de la economía informal como fuente de oportunidades y desafíos subraya la complejidad de su papel en el crecimiento económico. Reconocer su tamaño e importancia es esencial para desarrollar estrategias más efectivas que potencien su contribución al bienestar social y al mismo tiempo mitigen sus riesgos inherentes. La transición hacia la formalidad, cuando se maneja eficazmente, puede ser un motor significativo para el desarrollo sostenible en las economías de todo el mundo.